jueves, 12 de marzo de 2020

Desinfección del centro de belleza

Limpieza y desinfección en el salón: una cuestión de salud

 En estos días debemos extremar precauciones ya que cada día, y a lo largo de su jornada laboral, los profesionales del salón se exponen a diversos agentes biológicos como virus, bacterias, hongos y parásitos. En general, una vez que la infección está presente en el cuerpo es difícil de curar. Los virus son un grupo de microorganismos sobre los que se desconocen todavía muchos aspectos de la infección. La terapia para la infección vírica es complicada porque los virus no tienen un metabolismo propio. Esto complica el tratamiento ya que los virus específicos no responden a los antibióticos, a diferencia de las bacterias que sí lo hacen.
La mayoría de las terapias solo reducen un mayor desarrollo de la infección. De este modo, la enfermedad vírica se convierte en una patología crónica. Tenemos que saber sobre los riesgos a los que se enfrentan peluqueros, esteticistas, especialistas en uñas, etc. en su lugar de trabajo.


  Cómo limpiar y desinfectar salones, barberías y centros de estética

El primer paso para el control de la infección es limpiar o higienizar -estas dos palabras se refieren al primer paso en el que no se fulminan los patógenos pero se eliminan los restos visibles-. Este paso se lleva a cabo al lavar cualquier utensilio con agua tibia y jabón o con el uso de un producto de limpieza químico. En este punto se prepara el utensilio o superficie para la desinfección.
Tras completar el paso número uno, se desinfecta el objeto o superficie. Para que la desinfección se realice con éxito, se debe limpiar el objeto o superficie, de forma adecuada, según las instrucciones del paso uno. La desinfección requiere el uso de un producto desinfectante químico homologado en el país con el propósito de eliminar de forma efectiva todos los patógenos a tratar en el salón de belleza, spa o barbería.

Es necesario tener en cuenta que la desinfección se destina a instrumentos y superficies no porosas como los plásticos y los metales. Los objetos porosos (algodón, palitos de naranjo, limas de uñas, piedras pómez, bloque pulidor de uñas y gamuzas) se desechan después del uso. Para garantizar que la desinfección se realiza con éxito se debe asegurar que se mezcla de forma correcta, se cumple el tiempo de contacto requerido y se cambia la solución desinfectante utilizada para la inmersión de forma adecuada.

El paso número tres es la esterilizacion. Aunque no es obligatoria sí es interesante saber en qué consiste. Es poco común que se requiera la esterilización en el sector de la belleza profesional ya que normalmente se produce en el contexto medico. La esterilización es la destrucción total de toda vida microbiana. La forma más frecuente de esterilización es la realizada con un autoclave que emplea calor y presión para destruir los microbios.

 Algunas cuestiones sobre desinfección en higiene en el salón y el spa

  •  ¿Están las normas de desinfección y sanitarias colocadas en un lugar visible?
  • ¿Tiene recipientes lo suficientemente grandes para una adecuada desinfección?
  • ¿Cuenta con suministro suficiente de desinfectante ?
  • ¿Se siguen los procedimientos de desinfección apropiados tanto en los utensilios eléctricos como no eléctricos?
  • ¿Utiliza el desinfectante de acuerdo con las instrucciones del fabricante?
  • ¿Coloca todos los utensilios que no pueden desinfectarse en un recipiente cerrado para desecharlos justo después de su uso?
  • ¿Utiliza ropa desechable tanto para el profesional como para el cliente?
  • ¿Almacena los utensilios limpios separados de los utensilios sucios?
  • ¿Guarda los utensilios sucios en un recipiente con una etiqueta en la que aparezca "sucios" o alguna otra denominación?
  • ¿Presentan buen aspecto los utensilios limpios? ¿Los almacena en un recipiente tapado y con etiqueta?
  • ¿Están el suelo, las paredes, el techo, el mobiliario, los accesorios y dispositivos limpios y en buen estado?
  • ¿Hay agua corriente fría y caliente en las zonas de trabajo?
  • ¿Tiene un aseo para el uso de los clientes? ¿Está limpio?
  • ¿Ofrece toallas higiénicas individuales para el secado de manos?
  • ¿Hay al menos un contenedor para los desechos con cubierta para los restos u otros residuos?
  • ¿Guarda las toallas usadas en un recipiente cerrado?
  • ¿Se deshace de la basura de forma inmediata para que no se acumule?
  • ¿Presentan un aspecto limpio y cuidado los empleados y su vestimenta?
  • ¿Se lavan las manos los empleados antes de atender a los clientes?
  • ¿Están las camillas y las mesas de trabajo cubiertos con una toalla, paño o papel limpio para cada cliente?
  • ¿Están limpios y en buen estado los cuencos para verter productos?
  • ¿Están etiquetados correctamente los botes de cremas, lociones, productos de cosmética, etc.?
  • ¿Las sustancias tóxicas están identificadas con una etiqueta?
 

¿Qué diferencia hay entre limpiar y desinfectar?

Limpiar implica quitar gérmenes y suciedad de superficies u objetos. Este proceso no elimina por completo los gérmenes, disminuye la cantidad y el riesgo de propagar la enfermedad.
Desinfectar implica eliminar los microorganismos nocivos y  evitar su desarrollo. Este proceso no limpia necesariamente superficies sucias, pero al destruir gérmenes se disminuye considerablemente el riesgo de propagar enfermedad o infecciones.

¿Por qué es tan importante limpiar y desinfectar?

  • Para evitar la propagación de infecciones, enfermedades o contagios.
  • Asegurar que el servicio o producto que ofrecemos al cliente sea de calidad.
  • Generar confianza en el cliente.
  • Prevenir la contaminación en los productos.
  • Alargar la vida útil de las instalaciones, los locales, los utensilios y el equipo.
  • Mejora la imagen del la empresa.
  • Conseguir un entorno laboral saludable.
 
Estos días es necesario desinfectar. En ese caso, recurrir a la lejía podría ser una opción, pero ¿sabes cómo usarla bien?
Lejía: las claves para usarla bien
  • Primero elimina bien la suciedad, con agua y jabón o un buen limpiador.
  • Emplea lejía de uso alimentario, que no lleva perfumes.
  • Respeta la dosis recomendada: con unas gotas basta. O como mucho, medio vaso por cada 2 litros de agua.
  • Dilúyela en agua fría. Si se emplea agua caliente, se evapora el cloro y ya no desinfecta.
  • Sumerge la bayeta o la tabla durante 2 o 3 horas en ese baño de agua y lejía.
  • Ten cuidado con las salpicaduras sobre la cara, los ojos o la ropa. Ponte mejor prendas usadas y guantes de cocina. En las tiendas o secciones de bricolaje venden gafas de plástico protectoras. Algunas no cuestan más de dos o tres euros y siempre está bien tenerlas en casa. Son una pieza esencial para la limpieza con productos peligrosos.
  • Procura abrir la ventana de la habitación durante su aplicación y al terminar, para ventilar.

 Alternativas a la lejía

  • Por un lado están los productos con biocidas. No es recomendable emplearlos de forma generalizada porque a la larga generan la aparición de bacterias resistentes, todo lo contrario de lo que se pretende.
  • También están los productos con oxígeno activo. Son una alternativa al cloro, pero cuidado porque también son peligrosos y algunos de ellos pueden estar etiquetados como nocivos.
  • Entre los remedios caseros, más respetuosos con el medio ambiente, hemos observado buenos resultados con el vinagre blanco. Sobre todo lo hemos probado en el baño y hemos visto que su ácido (acético) también es capaz de matar las bacterias y es un excelente limpiador para los azulejos de la pared. No hay que confundirlo con el vinagre de vino blanco. Estamos hablando de un vinagre específico para la limpieza. Puro se puede usar para manchas concretas y en superficies que sean resistentes, pero para una limpieza general basta con usarlo diluido: 4 partes de agua y una de vinagre.
  • El bicarbonato es otra alternativa, pero en los baños comprobamos que es menos eficaz que el vinagre.




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